La utilización de anabólicos sin fines médicos o terapéuticos acarrea gravísimos riesgos para la salud, que son potenciados por la utilización de «megadosis»: una dosis normal prescrita con fines médicos varía entre 1 y 5 miligramos; más de 7 miligramos implican una sobredosis; algunos consumidores llegan a aplicarse megadosis de 100 o más miligramos, implicando intoxicaciones que pueden llegar a ser mortales.
La utilización de estas megadosis se debe al falso convencimiento de que a mayores cantidades se consiguen mejores resultados. Además de las dosis exageradas, también llegan a saturarse de hormonas de diferentes tipos, muchas veces combinadas con otras drogas como ser estimulantes, analgésicos y anti-inflamatorios.
Los principales riesgos de consumir este tipo de drogas son los siguientes:
hombres: si bien son derivados de una hormona sexual masculina, la droga puede afectar el funcionamiento del sistema reproductor como atrofia de testículos e hipertrofia prostática (ambos implican graves riesgos de cáncer), reducción de la producción de esperma, impotencia, calvicie, dificultad o dolor en la micción y desarrollo de pechos.
mujeres: pueden experimentar, la «masculinización», hipertrofia de clítoris; desarrollo anormal de vello facial y corporal y agravamiento de la voz.
ambos sexos: ictericia, acné, temblores, dificultades respiratorias, dolor, hinchazón y acumulación de líquidos en articulaciones, aumento de presión arterial y aumento de posibilidades de lesiones en músculos, tendones y ligamentos.
Los especialistas aseguran que no existe una formula mágica para el desarrollo de una buena musculación al margen de una adecuada dieta y ejercicios adecuados, descartando de plano la utilización de esteroides o anabólicos por los riesgos antes descriptos.