En demasiadas ocasiones nos encontramos con que los padres son los primeros en delegar responsabilidades sobre sus hijos. Existe la creencia de que es obligación de los profesores la de educar en todos sentidos a los niños y, en gran medida, es cierto. Pero es muy importante que los padres comprendan que fomentar la educación física es un tema que les concierne en gran proporción a ellos también. Es decir, un niño que juega los fines de semana fútbol con su padre, es mucho más propenso a desarrollar gusto por este deporte y practicarlo en la escuela o fuera de ella, con amigos o en clubes. Esto llevará al niño a adquirir gusto por una vida activa, en lugar de sedentaria, lo que se traduce en salud, un desarrollo mucho más completo de sus capacidades y habilidades, en un cuerpo mucho más saludable, etc.
Por otro lado, tomemos el ejemplo de un padre que, por falta de ganas, tiempo o energía, no practica ningún deporte ni actividad física con su hijo, es probable que ambos terminen con una vida de sedentarismo, con poca o ninguna actividad física, con un menor rendimiento físico, una condición deteriorada, problemas de salud prematuros y muchas complicaciones más. Por ello, la educación física comienza en el hogar, entendiéndose por educación física toda actividad que fomente el desarrollo del cuerpo, toda actividad física y todo deporte entran dentro de esta categoría.
Es muy importante que los padres se den el tiempo para realizar actividades físicas con sus hijos, sean cuales sean, a pesar de lo cansados que puedan estar por el trabajo. Es una obligación moral de los mismos y es una parte indispensable de ser padres (sin distinción de género, padres y madres por igual tienen esta obligación).