BENEFICIOS EN LA ACTIVIDAD COGNITIVA del ejercicio físico

La neurociencia ha ido trabajando en los últimos años para determinar los beneficios que el ejercicio físico puede tener a la hora de realizar tareas académicas y de exigencia intelectual. Realizar actividad física no es beneficioso únicamente para el corazón, sino que nuestro cerebro también recibe los beneficios de una buena irrigación sanguínea. Hoy en día, es sabido que realizar actividad física de manera regular ayuda a cambiar el entorno químico y neuronal y mejora las condiciones que favorecen el aprendizaje. Además, estos beneficios suceden en cualquier edad, así que no hay excusas para no empezar a realizar actividad física.

El ejercicio físico y el cerebro adulto

Una de las características del cerebro humano es su plasticidad, por ese motivo tiene una gran capacidad para modificar su estructura y funcionamiento mediante la interacción con el entorno. A lo largo de nuestra vida, la adaptación y la supervivencia obligan a que nuestra actividad cerebral se desarrolle de distintas maneras. La zona del hipocampo, fundamental para la memoria y el aprendizaje, es una de las que más se beneficia con los ejercicios físicos.

Un estudio científico realizado en 2011 con 120 personas mayores demostró que el entrenamiento aeróbico de intensidad moderada a tres días por semana durante todo un año aumentó el volumen del hipocampo en un 2%. Esta relación implica una mejora en la memoria espacial e incremento en los niveles de la proteína BDNF que ayuda a obtener beneficios como:

  • Mejoras en las conexiones neuronales que garantizan el aprendizaje.
  • Aumento de la neurogénesis en la zona cerebral del hipocampo.
  • Mejora el flujo sanguíneo en el cerebro y por consiguiente las neuronas reciben mejor los nutrientes.

Beneficios a futuro

Los beneficios para la actividad intelectual de hacer ejercicio físico son acumulativos. Este es otro de los puntos importantes a tener en cuenta cuando empezamos a pensar en dedicarle un poco de rato diario a la actividad física. Inciden sobre lo que se conoce como ‘reserva cognitiva’, sirviendo por ejemplo como un escudo protector contra los efectos dañinos de enfermedades como el Alzheimer. De nuevo, los estudios realizados con jóvenes y adultos demuestran que la practica continua a lo largo del año y con una intensidad moderada, ofrece ventajas en la ‘reserva cognitiva’ de los individuos

¿Y en niños y adolescentes?

En lo que tiene que ver con la actividad física en niños y adolescentes, la relación entre el estado físico y el rendimiento académico es todavía más notable. Un estudio realizado en 2009 con alumnos de 9 años de edad sirve para ilustrar las ventajas del ejercicio físico.

Los alumnos tuvieron que resolver ejercicios de matemáticas y lengua en dos grupos con condiciones diferentes: un grupo luego de haber hecho una caminata de 20 minutos, y otro luego de un período de descanso de 20 minutos. Los resultado fueron concluyentes: los niños tuvieron un rendimiento mucho mejor inmediatamente después de realizar la actividad física.

Este tipo de experimentos ayudan a abonar la teoría de que la actividad física es beneficiosa para el rendimiento académico de las personas, para mejorar las habilidades cognitivas y proteger la memoria. De esta manera, es recomendable siempre realizar actividad física aunque sea en pequeñas cantidades, pero de forma regular.

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