El músculo piramidal une el sacro con el fémur y se encuentra en la zona profunda del glúteo. Cuándo este músculo sufre una contractura o un espasmo puede irritar al nervio ciático que pasa justo debajo y es entonces cuándo hablamos de síndrome del piramidal o síndrome piriforme. Sus síntomas son un dolor intenso en caderas o nalgas.
Las causas son muy variadas, una escoliosis o tener una pierna más corta que otra pueden hacer que este músculo se sobrecargue y se contracture. La hiperpronación del pie o una inyección intramuscular mal puesta también pueden causarlo. Por supuesto un mal entrenamiento, la falta de ejercicios de calentamiento antes del deporte y una caída que golpee la zona también pueden causar una piriformis.
Tratamiento del síndrome piriforme
Si se tiene algún problema como la escoliosis debe de tratarse éste para evitar que nuevos episodios. La dismetría y la hiperpronación se pueden corregir con plantillas específicas. Cuándo se padece ya síndrome del piramidal el tratamiento incluye fisioterapia con masajes y aplicación de ultrasonidos.
Esto se combina con medicación para el dolor, antiinflamatorios y relajantes musculares de ser necesarios. Si el dolor persiste puede ser necesario realizar infiltraciones y en algunos casos muy graves se recurre a la cirugía.
Prevención de lesiones en el músculo piramidal
Para prevenir el síndrome del piramidal en deportistas es imprescindible realizar un buen calentamiento de los músculos antes de la sesión de ejercicios y también una buena relajación tras una sesión intensa para que estos se recuperen con normalidad.
Es importante que si se ha tenido este problema se fortalezcan los músculos de las piernas y caderas y se flexibilicen los tendones de la zona mediante un programa de ejercicios y estiramientos que el fisioterapeuta debe de enseñar a que el paciente realice correctamente y con constancia.