En varias ocasiones nos enfrentamos a grupos de trabajo formados por niños de diversas características. A medida que el grupo avanza y se consolida como tal en los juegos individuales, actividades pre-deportivas y otras propuestas. Se van evidenciando con mayor obviedad aquellos participantes del grupo que quedan en el lugar de la exclusión o en oposición de la auto-exclusión frente a las actividades colectivas o grupales.
Las causas pueden ser múltiples y variadas y van desde motivos y dificultades individuales. Pero lo más relevante es hacer hincapié en la conducta repetida de los grupos en base a los valores planteados para la clase de educación física.
Es de importancia modificar patrones y normas establecidos para fomentar la inclusión de todos en el grupo, desarrollando sus capacidades al máximo, dejando de manifiesto que un liderazgo natural y positivo puede surgir de capacidades y destrezas físicas pero también de la atenta mirada sobre el otro.
Desandar las reglas
Plantear el movimiento libre como des inhibidor incluye volver a cero los patrones establecidos del comportamiento esperado y permitir la libre destreza personal de cada uno de los integrantes del grupo. Puede realizarse desde la danza libre, acompañada por música. A través de elementos o en base a un juego o deporte conocido por todos, donde vayamos excluyendo, en lugar de a sus participantes, aquellas reglas que los excluyen. Así, una clase des inhibidora puede basarse en crear un nuevo espacio, donde las propuestas nos exijan desandar las reglas establecidas, escuchar a los que suelen participar menos, co-crear nuevas reglas y reinventar un espacio de compartir donde cada integrante tenga su lugar de reconocimiento.
El objetivo principal es buscar que todos los presentes queden dentro del grupo, y la única regla de exclusión sería, lo que excluye está fuera. Teniendo en cuenta que de la construcción conjunta nacerá el espacio para divertirse, construir y seguir aprendiendo, integrando de esta manera el grupo y consolidándolo como tal.