Está muy claro que para aprobar una oposición hay que estudiar y es tan importante dedicarlo tiempo como optimizar el rendimiento mediante técnicas de estudio.
El objetivo del opositor es superar con éxito la prueba, por lo debe primeramente valorar las propias cualidades personales para decidir si opositar es lo que le conviene. En caso afirmativo, debe entonces decidir que oposición estudiar y fijar un plan adecuado de estudio.
Hay que tener en cuenta el tiempo, valorando el restante hasta la celebración de las pruebas selectivas. En un alto porcentaje el éxito depende de la constancia en el trabajo.
Hay que fijarse un plan de trabajo a corto plazo, mediante el estudio de algunos temas por día, semana o mes. Si se establece un compromiso con el mismo, ayuda a alcanzar el objetivo final.
La fe y la moral alta son fundamentales en el éxito de la oposición, pero sólo se puede conseguir trabajando con paciencia y rigor, pensando que en el día de la prueba hay que demostrar todos los conocimientos adquiridos.
2. Estudio previo de la oposición
El primer paso es informarse de las expectativas de convocatoria de aquellas oposiciones que puedan interesar. Hay algunas que quizá no se hayan convocado en los últimos años y que no esté previsto convocar en los siguientes. Prepararse para ellas significaría perder tiempo y dinero. Lo mejor es informarse a través de la propia Administración.
Hay que leer la convocatoria de oposiciones en su totalidad. La convocatoria de años posteriores será muy parecida, además en ella aparece donde están publicados los temarios vigentes.
Estudiar los pasos de la oposición: qué pruebas incluye, cuándo y dónde se realizarán, qué trámites administrativos has de seguir para presentarte, etc. Cada año las administraciones públicas estudian sus plantillas y deciden si van a modificarlas o ampliarlas.
Una vez se da a conocer la Oferta Pública de Empleo, se publica la convocatoria de pruebas selectivas para cubrir las plazas ofertadas, en la que se indican las bases y el plazo de presentación de instancias (por lo general de 20 días naturales contados a partir del día siguiente a la publicación de la convocatoria en el boletín oficial correspondiente).
Los siguientes pasos serán la publicados de la lista de admitidos a examen, saldrá una provisional con un plazo de subsanación de defectos y luego la definitiva, que suele contener el anuncio de fecha del primer examen, la realización de exámenes, la lista de aprobados, la presentación de documentos, la solicitud de destino y el nombramiento y toma de posesión como funcionario de carrera.
3. Preparación de la oposición
Hay que elegir la preparación que se adapte mejor a tus necesidades. Puedes optar entre asistir a clases presenciales en un centro especializado, prepararte a través de la formación a distancia (on line o tradicional) que ofrecen algunos de ellos o buscar a un preparador particular. La preferencia por un sistema u otro depende en cada caso de las características de las pruebas (temario, nivel exigido) y del opositor (capacidad, motivación, disciplina). Cada uno debe conocerse a sí mismo y elegir la opción que más le convenga.
La opción más económica es prepararse personalmente. Una vez se dispone de los materiales hay que estudiar de acuerdo con el calendario fijado y realizar simulaciones de examen para ir comprobando los avances. Esta opción puede combinarse con la formación de un grupo, preferiblemente no muy numeroso, de amigos o conocidos que estudien la misma oposición y que una vez o varias por semana se reúnan para resolver dudas y realizar o compartir apuntes.
Una segunda opción es acudir a alguna de las academias que existen en el mercado y que ofertan cursos para opositores. Esta posibilidad obliga a seguir, por lo menos, el ritmo marcado en la clase. Puede resultar muy ventajosa cuando no se dispone de todo el día para estudiar, pues se facilitan al opositor los materiales y las pruebas de examen, junto con la aclaración de dudas y el repaso de cada tema.
Por último puede recurrirse a un preparador personal. Esta opción es más recomendable cuando se trata de oposiciones a cuerpos de alto nivel (técnicos superiores de la administración, notarías, judicatura, etc.). Garantiza una atención más individualizada por parte de un experto en la materia que se trate y con experiencia en haber superado una oposición similar.
4. El material de estudio
Disponer del material adecuado es tan importante como establecer y cumplir un riguroso plan de estudio. Si se emplean textos inadecuados o con errores, éstos se trasladan al examen y pueden determinar el suspenso. Además del desarrollo teórico del temario, resulta fundamental disponer de materiales prácticos similares a los ejercicios a realizar (preguntas tipo test, casos prácticos, etc), que permitan entrenar las habilidades apropiadas para la superación de las pruebas.
El opositor puede realizar su propio material o comprar uno ya elaborado. Cada una de las dos opciones tiene ventajas e inconvenientes que deberán valorarse. Aunque se dispongan de temarios de oposiciones, a veces es interesante elaborarse material propio, ya que los temarios de oposiciones suelen ser bastante extensos y no se adaptan al estilo de cada uno, ya que suelen estar hechos para recoger todas las posibilidades de examen.
Para confeccionar uno mismo su propio material de estudio debe recurrir a la consulta de textos legislativos y manuales, lo que supone ya un avance importante en el estudio de los temas. Por un lado, esto exige más tiempo y más esfuerzo, pero por el otro, aporta originalidad y personaliza el enfoque de los temas.
Adquirir el material ya elaborado ahorra tiempo y esfuerzo, siempre que esté bien ajustado al temario y al nivel exigido en la convocatoria.
Como consejos para los que deciden elaborarse su propio material diremos que conviene empezar el desarrollo del tema, a partir de un índice que se ajuste al temario publicado en el boletín oficial correspondiente indicado en la convocatoria. Continuar con el desarrollo de un esquema que contenga todos los aspectos básicos del tema. Los temas deben contener al menos los siguientes apartados: índice, con titulo y todos los apartados; introducción; bibliografía y referencias para el desarrollo del tema; esquemas, dibujos y gráficos, para ayuda al estudio y recordar mejor el tema.
5. Organización y planificación
La organización es algo fundamental a la hora de estudiar. Las pruebas que hay que superar suelen ser muy variadas y el objetivo es conseguir el dominio de todas ellas, para ello es precisa una intensa dedicación previa. El opositor debe plantearse que está trabajando en una empresa donde todos los días hay que esforzarse y además con interés. Eso sí, también debe haber, como en cualquier empresa, períodos de descanso y evasión, para no llegar al agotamiento o al desánimo. Hay que fijar un horario y cumplirlo con disciplina, aunque sin abandonar totalmente la vida personal (familia, amigos, aficiones), que aporta el necesario equilibrio y relajación.
Por otro lado, es muy importante disponer de un lugar apropiado, luminoso, cómodo y agradable, para las muchas horas de estudio que van a hacer falta. Y por otro lado, dominar las adecuadas técnicas de estudio, nemotécnicas y memorísticas, para que las horas dedicadas al estudio sean lo más fructíferas posibles.
6. Consejos para el día del examen
No empieces a escribir directamente
Hay que tomarse un tiempo para plantear el tema para posteriormente desarrollarlo. Apuntar en un folio en sucio el esquema y las ideas que surjan. Estas anotaciones han de servir, antes de entregar el examen, para comprobar si se ha puesto todo lo que se quería poner.
Antes de cada tema o desarrollo formular un esquema
Al comienzo de cada tema o desarrollo conviene escribir un esquema del mismo. De esta manera, el tribunal conocerá desde el principio el orden lógico en el que se van a ir sucediendo los datos, los epígrafes y los razonamientos. Además de dar una imagen de estructuración y de coherencia beneficiosa, también puede ayudar a esclarecer que se conocía todo el tema, si no se ha tenido tiempo de desarrollarlo en su totalidad.
Cuidado con los nervios
No hay que dejarse dominar por el pánico. Si uno se queda bloqueado es preferible dedicar unos minutos para leer lo que se ha escrito. Después resultará más fácil seguir, porque surgirán nuevas ideas. En el caso de que esto no ocurriera, hay que continuar el ejercicio vinculando el tema con otros aspectos relacionados, poniendo ejemplos, explicando mejor lo dicho, matizando las afirmaciones, citando bibliografía. Es muy posible que mientras se está escribiendo, las ideas se ordenen y se recuerden puntos que no afloraban a la mente debido a la tensión.
Pensar antes de contestar
Si no se indica lo contrario, no se ha de contestar con un sí o con un no, hay que razonar la respuesta, pero huyendo de largos discursos vacíos de contenido. Se trata de argumentar con rigor y seguridad.
Procurar reforzar las ideas principales con ejemplos
Se ha de procurar que los ejemplos no sean ni fáciles, ni vulgares, sino que sus notas características han de ser el rigor y la precisión.
Explicaciones equilibradas
Los temas se deben desarrollar con exhaustividad, pero también con medida. Siempre hay que pensar que los van a corregir. Intentar no aburrir, procurando que la explicación sea lo más amena posible, pero sin caer en superficialidades, cosas que no vienen a cuento o chascarrillos. Lo ideal es acompañar los datos más rigurosos con una visión original y al mismo tiempo amena.
Ser breve cuando la ocasión lo requiera
Si las preguntas se han de responder escuetamente, el objetivo es responder a los distintos epígrafes del tema o de las preguntas, demostrando que se ha asimilado, que se sabe distinguir lo principal de lo accesorio.
Cuidar la letra y la ortografía
Lo que se está escribiendo se ha de leer luego ante el tribunal, por esta razón la letra ha de ser legible. Este aspecto es muy importante si además el tribunal se encarga de corregir el examen sin lectura. No hay que decir que si esto último ocurre es absolutamente imprescindible cuidar la ortografía.
Si tienes que leer no abuses de los gráficos
Es preferible en este caso redactar la información y describirlo. Cuidado con los gráficos que se han utilizado si uno no se acuerda como interpretarlos a la hora de leer; puede llegar a poner muy nervioso. Por esta razón es preferible una descripción detallada dirigida a su lectura.
Citar las referencias y fuentes bibliográficas utilizadas o que se sabe que existen para ese tema
En todo caso, hay que asegurarse de no equivocarse en el nombre del autor, fecha o título, ya que produce un efecto pésimo. Además hay que tener en cuenta, para las oposiciones orientadas a la docencia que los ejercicios de ingreso requieren una asimilación personal que acepta incluso un punto de vista crítico con la opinión personal basada en argumentos sólidos, citas bibliográficas y ejemplos claros.
Conviene subrayar frases, conceptos y definiciones que ayuden al tribunal a valorar el dominio de los conceptos
A la hora de leerlo, hacer énfasis en lo subrayado. Esto aportará una amenidad que el tribunal, probablemente cansado de oír lecturas de ejercicios con un tono monocorde, agradecerá.
Si se tiene tiempo, repasar antes de entregar el ejercicio
Aunque se esté cansado, volver a leer el ejercicio suele dar muy buenos resultados. Si no se encuentra ningún error, se pueden emplear los últimos minutos en redactar una conclusión que cierre bien todo el tema.
A la hora de leer el ejercicio conviene cuidar la imagen
Conviene vestir de manera formal, pero apropiada a la situación. Ante todo y sobre todo el tribunal va a valorar los ejercicios, pero un aspecto desaliñado no ayuda precisamente a crear una imagen de trabajo y esfuerzo. Por otra parte, una imagen impactante puede hacer que el tribunal se centre más en ella, que en escuchar con atención las explicaciones del opositor. No hay ni que decir que en todo momento el opositor se ha de comportar con educación y ni mucho menos caer en la tentación de responder con descaro a algún comentario sobre el ejercicio o dejar caer que se sabe más que el tribunal.
A la hora de la lectura, ante todo tranquilidad
El tribunal son ante todo personas que tienen una difícil tarea de selección. No se van a comer a nadie, pero han de ser rigurosos con el fin de ser lo más justos y objetivos posibles. Leer el ejercicio con naturalidad, pensando que el trabajo principal ya fue hecho el día del examen. Una vez que se empieza a leer, los nervios van poco a poco disipándose. Las poses estudiadas tipo locutor del telediario suelen ser contraproducentes, ya que dan una imagen demasiado teatral, y el opositor sobre todo, ha de estar tranquilo, centrándose en el contenido del examen, más que de su pose fotogénica.
Las plazas para el empleo público cada vez son menos y conseguir una parece realmente una proeza. Sin embargo vale la pena estudiar y presentarse a los exámenes con el objetivo de obtener una labor que ofrezca estabilidad, flexibilidad horaria y una buena remuneración económica.