Alberto Contador y el Dopaje en el Ciclismo

El caso de Alberto Contador, el espléndido ciclista al que muchos consideran como la cabeza de turco de un proceso equivocado, supone la deplorable culminación de los escándalos de dopaje en que se ha visto envuelto el deporte español en los últimos años, y muy especialmente el mundo del ciclismo.

Nadie debe dudar de que el dopaje ha de ser perseguido implacablemente, ni se trata tampoco de defender a Alberto Contador porque sea abanderado del ciclismo español (por cierto, el ciclista español más joven en obtener la victoria en un Tour de Francia, proeza que consiguió en 2007). Lo cierto es que la cantidad de ‘sustancia’ que se halló en la orina del deportista madrileño en el análisis realizado en el verano de 2010, y por la que ha sido sancionado recientemente por el TAS (Tribunal de Arbitraje Deportivo), es realmente insignificante: 50 picogramos de clembuterol (un picogramo es la billonésima parte de un gramo). Tanto es así, que especialistas en la materia, como el doctor Douwe de Boer, calificado como un experto mundial sobre la analítica en casos de dopaje en ciclismo, pusieron entonces la mano en el fuego por Alberto Contador al asegurar que la concentración de clembuterol que experimentaba la sangre del ciclista español, era ‘extremadamente baja’ y ‘susceptible de ser adquirida accidentalmente por consumo de carne’. Precisamente, los ganaderos vascos (hoy contentos por el dictamen del TAS), pusieron el grito en el cielo a causa de dicha versión, refrendada por Contador al afirmar que, quizá, de todo ello tenía la culpa un solomillo que había comprado en una carnicería de Irún. Puede que los ganaderos españoles tengan sus motivos para quejarse, pero muy pocos son, al menos en España, los que están de acuerdo con una resolución que castiga tan duramente el ciclismo español por una falta que ni siquiera ha sido debidamente probada.

El dopaje es un asunto especialmente espinoso, por cuanto confronta uno de los iconos de la salud, el deporte, con la droga, considerada una trampa para el propio cuerpo además de para la sana y leal competición. El mundo del ciclismo ha sido en particular vulnerable al dopaje, que hoy vuelve a estar tristemente en el candelero.

 

 

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