Tema 17: Desarrollo de las capacidades físicas básicas en la edad escolar. Factores entrenables y no entrenables. La adaptación al esfuerzo físico en los niños y en las niñas.

Tema 17: OPOSICIONES a Maestro de Educación Física: Desarrollo de las capacidades físicas básicas en la edad escolar. Factores entrenables y no entrenables. La adaptación al esfuerzo físico en los niños y en las niñas.
Capacidades Fisicas en Edad Escolar
Desarrollo de las capacidades físicas básicas en la edad escolar. Factores entrenables y no entrenables. La adaptación al esfuerzo físico en los niños y en las niñas.

ÍNDICE

1. LA ADAPTACIÓN AL ESFUERZO COMO BASE DE LA MEJORA DE LAS CAPACIDADES FÍSICAS BÁSICAS.

1.1. Concepto de adaptación al esfuerzo.

1.2. El síndrome general de adaptación.

1.3. Aplicación al desenrollo de las capacidades físicas básicas. Una visión general.

1.4. La adaptación al esfuerzo en la edad escolar: consideraciones generales.

2. DESARROLLO DE LAS DIFERENTES CAPACIDADES FÍSICAS BÁSICAS EN LA EDAD ESCOLAR

2.1. La fuerza.

2.1.1. Intereses.

2.1.2. Entrenabilidad en la edad escolar.

2.1.3. Medios de desarrollo.

2.1.4. Precauciones a tener en cuenta.

2.1.5. Aspectos metodológicos específicos

2.2. La resistencia.

2.2.1. Intereses.

2.2.2. Entrenabilidad en la edad escolar.

2.2.3. Medios de desarrollo.

2.2.4. Precauciones a tener en cuenta.

2.2.5. Aspectos metodológicos específicos.

2.3. La flexibilidad.

2.3.1. Intereses.

2.3.2. Entrenabilidad en la edad escolar.

2.3.3. Medios de desarrollo.

2.3.4. Precauciones a tener en cuenta.

2.3.5. Aspectos metodológicos específicos.

2.4. La velocidad.

2.4.1. Intereses.

2.4.2. Entrenabilidad en la edad escolar.

2.43. Medios de desarrollo.

2.4.4. Precauciones a tener en cuenta.

2.4.5. Aspectos metodológicos específicos.

3. PLANIFICACIÓN DEL DESARROLLO DE LA CONDICIÓN FÍSICA EN LAEDUCACIÓN PRIMARLA.

3.1. Primer ciclo.

3.2. Segundo ciclo.

3.3. Tercer ciclo.

BIBLIOGRAFÍA.

1. Bibliografía consultada.

2. Bibliografía recomendada.

Resumen del tema

En este tema se dan las indicaciones necesarias para estructurar, en la edad infantil y, más concretamente, dentro de la educación física escolar, el trabajo de desarrollo e las capacidades físicas básicas. Para ello se estructuran los contenidos en tres apartados.

* Apartado 1: La adaptación al esfuerzo como base del entrenamiento de la condición física.

En este apartado se dan los conceptos básicos que permiten comprender cuales son los mecanismos fisiológicos que permiten, gracias «1 entrenamiento, la mejora de las capacidades físicas básicas.

Como se desarrolla a lo largo del apartado, el mecanismo que permite la mejora de la condición física es el mecanismo de adaptación. Así, fruto de la aplicación de una carga de trabajo que genere un desgaste o fatiga en el organismo, producimos una serie de adaptaciones cuyo resultado final es una superior posibilidad de respuesta orgánica y funcional frente a nuevas aplicaciones de dicha carga. Este fenómeno se recoge en lo que se ha venido a llamar síndrome general de adaptación o principio de sobrecompensación.

En el apartado 1.3 se da una visión general sobre )a aplicación del principio de sobrecompensaciónde cara a mejorar la condición física.

Por último, en el apartado 1.4 se recogen algunas consideraciones relacionadas con la especificidad de los mecanismos adaptativos durante la infancia.

* Apartado 2: Desarrollo de las capacidades tísicas básicas en la edad escolar.

Este apartado se destina a dar orientaciones sobre el desarrollo de la condición física durante la edad infantil.

Así, de cada una de las 4 capacidades físicas básicas (fuerza, resistencia, velocidad y flexibilidad) se tratan los siguientes aspectos:

– Intereses: donde se analizan las finalidades que nos deben llevar a pretender el desarrollo de cada capacidad física. Dicho con otras palabras, a recoger los beneficios que el desarrollo de éstas aportan durante la infancia.

– Entrenabilidad: donde se indican las edades a partir de las que es efectivo un trabajo de desarrollo o entrenamiento de cada capacidad física,

– Medios de desarrollo: donde se dan las lineas directrices para la, creación de actividades de desarrollo de cada capacidad física adaptadas al ámbito escolar.

– Precauciones a tener en cuenta: donde se indican los posibles riesgos que, un trabajo inadecuado de desarrollo de las capacidades físicas pueden provocar, así como la forma de prevenirlos.

– Aspectos metodológicos específicos: a tener en cuenta en la aplicación didáctica de las diferentes actividades y formas de desarrollo de cada una de las capacidades físicas básicas.

* Apartado 3: Aplicación a la educación física escolar.

En este apartado se dan las indicaciones necesarias para adaptar los contenidos anteriormente expuestos a las características concretas de la educación física, de la etapa primaria.

1.- LA ADAPTACIÓN AL ESFUERZO COMO BASE DE LA MEJORA DE LAS CAPACIDADES FÍSICAS BÁSICAS.

¿Por qué aumenta la capacidad de rendimiento de un individuo después de someterse éste a un proceso de entrenamiento? ¿Qué es lo que ocurre en nuestro organismo para que seamos capaces de mejorar nuestro nivel de prestación? ¿Existe alguna ley fisiológica que regule esta mejora de nivel? ¿Cómo debe ser el entrenamiento para provocar estas mejoras? ¿Qué aspectos deben tenerse en cuenta al hablar de entrenamiento infantil? A lo largo de este apartado intentaremos dar respuesta a estas cuestiones

1.1. Concepto de adaptación al esfuerzo.

La adaptación del individuo a las características del medio es una constante que marca la historia evolutiva del ser humano. Así, la evolución y el progreso de nuestra especie se han debido, en buena parte, a esta adaptación, al entorno, que por otro lado, no es exclusiva del genero humano sino que está presente en la totalidad de los seres vivos de nuestro planeta.

Esta adaptación se caracteriza por ser una modificación (total o parcial, temporal o permanente) de determinados aspectos del sujeto y tiene como finalidad última la consecución de un nivel superior de bienestar, seguridad o supervivencia frente a determinadas características del entorno que le producen riesgo, malestar o dificultades para su desarrolla

Podemos hablar de una serie de elementos siempre presentes en los procesos de adaptación.

Así, distinguimos, primeramente, la presencia de un factor desencadenante del proceso de adaptación. Este factor puede ser una situación ambiental o la aplicación, en nuestro caso, de una carga de trabajo. Fruto de este factor el sujeto se ve abocado a una situación que le produce estrés o malestar.

Para sobrevenirse a esta situación estresante, el sujeto pone en marcha, a diferentes niveles, una serie de modificaciones o cambios, cuya finalidad es «adaptarse» a la situación en la que se halla para, de esta forma, reducir el grado de estrés en el que se ve envuelto.

Como resultado del proceso tenemos una nueva situación en la que el individuo se. halla acomodado a la situación, reduciendo, de esta forma, el nivel de estrés anterior.

Vemos, en resumen, que, frente a unas características externas que le provocan una situación estresante, el individuo provoca una serie de cambios cuya finalidad es sobrellevar esta situación y alcanzar un nuevo estado de equilibrio.

Como ampliaremos más adelante, la actividad física puede, en determinadas condiciones, constituir un factor desencadenante de un proceso de adaptación. Dicho con otras palabras, el ejercicio físico puede llevar al sujeto a una situación de desequilibrio, de estrés, para salir del cual este deberá poner en marcha el proceso de adaptación

Imaginemos a un individuo efectuando un esfuerzo de intensidad elevada (por ejemplo corriendo una Maratón).

El hecho de mantener un nivel de actividad física determinado a lo largo de un espacio prolongado de tiempo, lleva al organismo a una situación estresante. Así, se consume una gran cantidad de nutrientes, agotando incluso las reservas que, de estos, existen en nuestro organismo; se inicia un proceso de deshidratación, ya que el individuo pierde, como producto del esfuerzo, gran cantidad de líquido; el corazón aumenta en gran medida su frecuencia de trabajo, a la vez que se acelera el ritmo respiratorio; producto de los procesos de obtención de energía, la temperatura corporal aumenta considerablemente, por lo que deben ponerse en marcha toda una serie de mecanismos de termorregulación (aumento de la circulación periférica, sudoración,…), etc…

Vemos pues que, frente a una situación estresante (realización de un ejercicio intenso), el organismo reacciona generando una serie de procesos de adaptación con la finalidad de permitirle sobrellevar mejor la citada situación.

Estas adaptaciones, en el caso de que el individuo practique con una cierta asiduidad la actividad que le origina la situación estresante, llegan a hacerse más o menos estables, más o menos permanentes. Así un sujeto acostumbrado a realizar esfuerzos que impliquen el aporte aeróbico de energía verá aumentados sus depósitos de glucógeno muscular y hepático, verá más vascularizado su corazón y su aparato muscular con la finalidad de facilitarles el aporte sanguíneo y, con él, el de nutrientes y oxígeno, verá aumentado el tamaño y la funcionalidad de su corazón para de esta forma permitirle un trabajo a menor frecuencia, verá aumentado el volumen y la eficacia de sus pulmones y sistema respiratorio, etc…

La finalidad de todos estos cambios es, como se ha dicho, reducir el impacto sobre el organismo de la carga de trabajo que le ha originado una situación estresante. Mediante estos cambios el individuo está más capacitado para soportar esta carga de trabajo, de tal forma que su organismo, tras la aplicación de ésta, se resiente en menor medida. Ha conseguido, en definitiva, adaptarse a una situación para reducir el nivel de estrés que ésta conlleva.

Hasta ahora hemos comentado el hecho que el ejercicio físico puede desencadenar, en determinadas condiciones, un proceso de adaptación del sujeto. A continuación enumeraremos las características que deben tener las cargas de trabajo para producir los efectos de adaptación. Estas características se recogen en lo que se ha venido a llamar «principio de sobrecompensación» o Síndrome general de adaptación.

1.2. El síndrome general de adaptación.

La mejora que se deriva de un proceso de entrenamiento bien planificado y ejecutado se debe, en buena parte, a la existencia de una serie de mecanismos específicos de adaptación al esfuerza. Estos mecanismos fueron recogidos y enunciados en una teoría llamada de la sobrecompensación y que recoge el fundamento del síndrome general de adaptación.

El enunciado de este principio dice que si sometemos al organismo a una carga de trabajo que le origine una fatiga o desgaste, éste responderá de tal manera que, al cesar esta carga, no solo se repondrá de los efectos de ella sino que aumentará sus posibilidades de respuesta (su tolerancia) frente a una nueva aplicación de una carga similar.

Este aumento de la tolerancia del organismo frente a la aplicación de una carga determinada se conoce como sobrecompensación.

Analicemos un poco más a fondo las diferentes fases de este proceso.

Fasede carga.

Durante ella se somete al organismo a una carga de trabajo que le ocasiona una fatiga o desgaste. Este es un aspecto básico de esta fase: la carga de trabajo debe ser lo suficientemente importante como para causar fatiga ya que si no lo hace el organismo no desarrollará los mecanismos de adaptación.

Fase de recuperación.

Una vez cesa la aplicación de la carga, el organismo se recupera progresivamente de los efectos de esta. Al igual que sin una carga de cierta intensidad no se producen los mecanismos adaptativos, sin un período de descanso o recuperación entre cargas estos no son posibles al no tener el sujeto capacidad de regeneración por estar empleado en la realización de otra actividad.

La duración de esta fase es «individual, relativa a la carga, mejorable con el entrenamiento y dependiente de los factores que rodeen esta recuperación (tipo de descanso, empleo de métodos de recuperación,…).

Fase de sobrecompensación.

Concluida la recuperación, el individuo ve mejorados sus índices de tolerancia a la carga a la que se ha expuesto.

Es importante aclarar que el organismo no solo produce reacciones de adaptación durante la fase de sobrecompensación. Bien al contrario, el sujeto provoca alteraciones en su funcionamiento a lo largo de todas las fases, lo que sucede es que las que dan como resultado la fase de sobrecompensación son las que más nos interesan de cara a la mejora del rendimiento.

Fase de retorno al nivel inicial.

Tal y como se muestra en la gráfica, durante esta fase,el organismo va retornando progresivamente a sus niveles iniciales.

Es necesario aclarar que no todos los fenómenos adaptativos desaparecen a igual velocidad. Determinadas adaptaciones debidas a un entrenamiento sistemático desaparecen de forma tan lenta que pueden ser consideradas como permanentes, mientras que otras lo hacen de una forma mucho más rápida.

1.3- Aplicación al desarrollo de las capacidades físicas básicas. Una visión general.

Todo lo que hemos visto hasta ahora hace relación a los efectos de una carga de trabajo simple y unitaria sobre el organismo. A continuación hablaremos sobre los efectos acumulados del entrenamiento; es decir, sobre los efectos de una serie consecutiva de cargas de trabajo sobre el nivel de competencia de un sujeto en una o varias capacidades física básicas.

A grandes rasgos, podernos afirmar que los efectos de la aplicación de una carga unitaria se reproducen en el caso de aplicar un conjunto de cargas distribuidas a lo largo del tiempo, dándose por tanto una fase de carga o fatiga, una de recuperación, una de sobrecompensación y una final de recuperación del nivel inicial.

A continuación repasaremos algunos de los aspectos que deben tenerse en cuenta a la hora de programar la aplicación de una serie de cargas de entrenamiento consecutivas.

El efecto acumulado de las cargas.

Si acumulamos varias cargas de trabajo, la acción de estas sobre el organismo supondrá unos niveles superiores de fatiga.

Es muy importante dejar, entre carga y carga, una separación temporal adecuada, que permita conseguir niveles óptimos de sobrecompensación. En este sentido, se ha comprobado que, si las cargas están demasiado separadas, el efecto acumulado del entrenamiento es muy bajo (incluso puede llegar a desaparecer), que, si existe una separación óptima entre cargas, se provocan niveles superiores de sobrecompensación y que, si las cargas están demasiado juntas se provocan estados de fatiga tan importantes que no dan pie a la aparición de sobrecompensación.

Para permitir la aparición de los fenómenos de sobrecompensación es fundamental dejar espacios de recuperación intercalados entre las cargas de trabajo. Estos espacios de regeneración deben consistir en actividades suaves o incluso en descansos totales que permitirán al organismo recuperarse y provocar, por tanto, la aparición de la sobrecompensación.

La necesidad de progresión de las cargas.

Como se ha comentado anteriormente, el entrenamiento origina • un aumento en el nivel de tolerancia del organismo frente a la aplicación de las cargas de trabajo. Fruto de este aumento, las cargas cada vez tienen menos repercusión sobre el organismo. Es decir que una carga que, al principio, tenía mucho efecto sobre el sujeto, avanzado el proceso de entrenamiento pierde parte de este efecto e incluso puede llegar a perderlo totalmente, ya que los niveles de tolerancia de éste se han visto, gracias al entreno, aumentados.

Por otro lado hemos visto al principio de este apartado que los estímulos deben tener una intensidad suficiente para producir, con su aplicación, fatiga y de esta forma dar pie a la aparición de mecanismos de adaptación.

De aquí podemos deducir la necesidad de que las cargas vayan haciéndose progresivamente más intensas a lo largo del proceso de entrenamiento.

Evitar el sobreentrenamiento.

Si al organismo se le aplicará una carga de excesiva intensidad, le podría originar un desgaste tan importante que daría como resultado un alargamiento notable de la fase de recuperación y un efecto nulo de sobrecompensación. Este fenómeno, conocido como sobreentrenamiento puede llegar a tener consecuencias muy negativas sobre el organismo.

1.4. La adaptación al esfuerzo en la edad escolar: consideraciones generales.

Todo lo visto hasta ahora hace referencia a una visión general sobre los procesos de adaptación y su influencia en la mejora de la condición física.

En este apartado se darán algunas especificaciones de los procesos de adaptación aplicables en la edad escolar.

– Primeramente es necesario remarcar que casi la práctica totalidad de los autores consultados están de acuerdo en que la infancia es una etapa en la que es necesario establecer las bases del futuro rendimiento motor. Este hecho mantiene toda su vigencia al referimos al trabajo de desarrollo de capacidades físicas básicas.

De esta forma, la orientación principal del entrenamiento de la condición física en la edad escolar será el establecimiento de unas bases (tanto orgánicas como funcionales) que permitan y faciliten un posterior desarrollo de las capacidades físicas.

Por otro lado es necesario tener en cuenta que el niño y el pre-adolescente se hallan en un proceso permanente de cambio, debido a su crecimiento y maduración. Estos cambios influirán, de forma decisiva en la posibilidad de mejora de la condición física.

En palabras de marcos “en los niños, el crecimiento y la maduración interfieren alterando positiva o negativamente los efectos del entrenamiento» (1989, p 152).

Así, se hace necesario compaginar el entrenamiento de las capacidades físicas con las posibilidades y necesidades reales del niño en cada momento concreto de su proceso evolutivo.

Esta adaptación cumple una doble función. Por un lado, asegurar que el proceso de entrenamiento no interferirá negativamente en el normal crecimiento y desarrollo infantil. Por otro lado, acomodar el proceso de entrenamiento a las posibilidades del sujeto, optimizando de esta forma los resultados de éste.

– En este último sentido, son varios los autores que introducen el término de «entrenabilidad» de las diferentes capacidades físicas.

Por entrenabilidad entendemos la posibilidad de mejorar el rendimiento en una determinada capacidad motriz, gracias a la aplicación sistemática de un proceso de entrenamiento. Dicho con otras palabras, una capacidad física será, en una determinada edad, entrenable si su mejora se debe a un proceso de entrenamiento específicamente dirigido a ello.

Así, es muy importante no confundir la evolución del rendimiento en una capacidad, con la entrenabilidad de ésta. Es frecuente que se observe, en una determinada edad (debido al crecimiento y a la maduración de los diferentes órganos y sistemas corporales) mejora en una determinada capacidad física, mientras que los intentos de producir un aumento en el nivel de ésta mediante un proceso de entrenamiento sean infructuosos. El primer aspecto (mejora debida al desarrollo) indicaría la evolución de la capacidad con la edad. El segundo aspecto (imposibilidad de conseguir mejoras «suplementarias» gracias a un proceso de entrenamiento) indicaría la no-entrenabilidad de esta capacidad en esa edad concreta.

– Determinados autores hablan de las fases sensibles en el desarrollo de determinadas capacidades físicas. Por fase sensible entendemos aquel período en la edad de un sujeto en el cual se mejora, como respuesta a un proceso de entrenamiento, el rendimiento en una capacidad determinada.

Por ejemplo, Martin ([1982], en Hahn (1988]) indica que las fases sensibles para el desarrollo de las capacidades físicas son:

– Velocidad (no especifica el tipo de velocidad): inicio de la fase sensible a los 6 años. Período de máxima sensibilidad de los 7 a los 11 años. Período de sensibilidad reducida de los 12 a los 14 años.

– Resistencia: inicio de la fase sensible a los 6 años. A partir de los 10 años (y en adelante),período de máxima sensibilidad.

– Fuerza (no especifica el tipo de fuerza): inicio de la fase sensible a los 8 años. Período de máxima sensibilidad, de los 11 años en adelante.

Sea como fuere, de lo anteriormente dicho podemos extraer como conclusiones que durante la infancia, el desarrollo de las capacidades físicas debe tener en cuenta:

– La necesidad de establecerla bases de futuro rendimiento motor.

– Las interferencias entre entrenamiento y crecimiento.

– La precaución de no interferir, debido al proceso de entrenamiento, en el normal crecimiento y desarrollo.

– La necesidad de esperar, para iniciar el entrenamiento de una capacidad física,a que esta sea «entrenable”< /span>

2.- DESARROLLO DE LAS DIFERENTES CAPACIDADES FÍSICAS BÁSICAS EN LA EDAD ESCOLAR

2.1.- LA FUERZA

2.1.1. Intereses.

¿Por qué es aconsejable un desarrollo de está cualidad durante la infancia y la pre-adolescencia? Básicamente se puede hablar de tres grandes intereses que presiden el trabajo de fuerza en estas edades.

– Aumento de la eficacia motora: Es evidente la estrecha relación que existe entre un nivel óptimo fuerza y un aumento de la eficacia motora del sujeto. Así pues para mejorar la eficacia de los gestos es básico un correcto desarrollo de la fuerza.

– Adopción de posturas correctas: Dado que los músculos juegan el papel de «tirantes» de las palancas óseas, es incuestionable el papel que, una musculación armónica y equilibrada, juega en el ajuste postura!, tan importante en la edad del crecimiento,

– Reducción del riesgo de lesiones: Unos correctos niveles de fuerza, acompañados de otros aspectos (buena coordinación, niveles óptimos de flexibilidad,…) reducen en buena medida el riesgo de lesiones musculares, tendinosas e incluso articulares. Para ello es básico que la musculación se efectúe de forma compensada y que no existan diferencias anormales de fuerza entre los diferentes grupos musculares del cuerpo humano.

2.1.2. Entrenabilidad en la edad escolar.

Los diversos estudios efectuados sobre la posibilidad de mejorar la fuerza en estas edades gracias a un proceso de entrenamiento muestran, según Grosser (en Hahn) que es una cualidad con escaso potencial de mejora en estas edades.

Así, la fuerza máxima no es aconsejable trabajarla (de forma muy prudente) hasta los 12/14 años enchicas y los14/16 años en chicos. La fuerza rápida permite un entrenamiento ligeramente avanzado, ya que las chicas pueden iniciarse hacia los 10/12 años de edad y los chicos dos años más tarde, hacia los 12-14 años. Por último la fuerza resistencia tampoco presenta demasiadas posibilidades de desarrollo en estas edades: el inicio de su trabajo se recomienda, en chicas, a partir de los 12/14 años y en chicos, a partir de los 14/16 años.

Como podemos observar la única manifestación de esta capacidad que podría empezar a trabajarse en la etapa 6-12 años es la fuerza rápida, con más razón de ser en las chicas que en los chicos.

Teniendo en cuenta estas edades de referencia así como los intereses anteriormente mencionados, ¿qué objetivos podemos planteamos en relación al desarrollo de la fuerza en la edad escolar?.

El objetivo planteable será el de dotar a niños y niñas de una musculación armónica y equilibrada, sin desajustes entre los diferentes grupos musculares que les permita, por un lado la adopción de buenas posturas, y por otro la base muscular necesaria para la ejecución, sin riesgos y con un mínimo de efectividad, de las actividades motrices usuales en su edad. Igualmente se iniciará, en el tercer ciclo de la educación primaria, el trabajo de desarrollo de la fuerza rápida.

2.1.3. Medios de desarrollo.

Distinguiremos entre los medios de desarrollo de la musculación general y los de la fuerza rápida.

Musculación general.

Siempre de acuerdo con las precauciones que se recogen en el apartado 11.4 podemos hablar de los siguientes medios aptos para la mejora de esta capacidad es edad escolar:

Trabajo individual (la resistencia es el propio peso corporal).

Trabajo por parejas (la resistencia es el peso corporal de un/a compañero/a.

Se incluyen los juegos y actividades de lucha y transporte.

Trabajo con pequeños aparatos (bancos, pelotas medicinales,…)

Trabajo en entornos dificultadores o contra la gravedad (arena, agua, escaleras,…)

Fuerza rápida.

– Saltos variados

– Multilanzamientos

– Carreras

– Etc…

2.1.4.Precauciones tener en cuenta.

El desarrollo de la fuerza, sobre todo si se realiza con la presencia de sobrecargas externas, implica una serie de riesgos que es importante conocer, controlar y evitar. Las medidas fundamentales de prevención de riesgos en el trabajo de fuerza son las siguientes.

* Cuidado de la columna vertebral durante la realización de ejercicios que Impliquen sobrecargas, levantamientos o transportes

La columna vertebral, autentico eje distribuidor de las presiones y pesos soportados por el cuerpo humano, puede sufrir una serie de importantes agresiones en caso de que se realicen, de forma incorrecta, ejercicios que impliquen el levantamiento de pesos, su carga o su transporte. Se ha comprobado que la columna vertebral, en especial los discos intervertebrales de las últimas vértebras lumbares, soporta enormes presiones en caso de incorrectas ejecuciones durante el levantamiento y carga de pesos.

Esto se debe, fundamentalmente, al pellizco que las vértebras ocasionan sobre el disco cuando no se trabaja con la columna vertebral colocada en línea recta. Este pellizco origina una enorme presión en uno de los extremos del disco intervertebral, que puede acabar originando deformaciones, e incluso la rotura, de éste.

Para evitar este riesgo es muy importante trabajar con la espalda recta en caso de cargar, levantar o mover pesos. Para ello se debe dominar la técnica de los ejercicios que se usen, así como tener un nivel de desarrollo muscular apropiado para el ejercicio y el peso escogido.

* Higiene de la columna vertebral tras sesiones de trabajo en las que se haya hecho un gran uso de sobrecargas.

Tras una sesión intensa de trabajo de la fuerza mediante el uso de sobrecargas (o de otros medios de mejora de la fuerza como los saltos, los ejercicios contra la gravedad,…) es necesario realizar una serie de actividades de compensación que ayudarán a la columna vertebral a reponerse de las deformaciones que le produce el uso de este tipo de ejercicios. Fundamentalmente se habrán de realizar estiramientos de la espalda y los grupos musculares mas utilizados, así como una serie de ejercicios de movilización y flexibilización de las estructuras del tronco.

* Reforzamiento muscular general.

Para poder realizar sin riesgos los ejercicios que impliquen el uso de una sobrecarga o aquellos que tengan una fuerte incidencia sobre el organismo es necesario que el sujeto tenga un correcto nivel de desarrollo muscular general, una formación muscular básica, que le permita soportar las citadas cargas sin que estas le afecten negativamente. Se trata, pues, de crear una base corporal correcta para soportar determinados ejercicios de desarrollo de la fuerza que, sin ella, serían peligrosos.

* Dominio de la técnica del ejercicio.

En determinados ejercicios complejos es fundamental un dominio de su técnica básica, de tal manera que, al ejecutarlos de forma correcta, no se provoquen daños al organismo.

* Elección correcta de la sobrecarga.

Si se trabaja con sobrecargas externas es muy importante que la carga esté adaptada a las posibilidades del sujeto. Este aspecto, siempre importante, es fundamental durante el crecimiento dado que la estructura ósea de niños y adolescentes carece de solidez y que el uso de sobrecargas elevadas puede tener efectos muy negativos.

* Calentamiento correcto.

Antes de una sesión en la que se trabaje la fuerza deberá realizarse un calentamiento concienzudo, con el fin de, por un lado, mejorar el rendimiento y, por otro y más importante, prevenir la aparición de lesiones.

2.1.5. Aspectos metodológicos específicos.

Teniendo en cuenta lo dicho anteriormente, a la hora de plantear en las sesiones de educación física, tareas en las que intervenga, de forma destacada, la fuerza muscular, deberán tenerse en cuenta cienos aspectos de índole metodológica.

Para prevenir problemas en la columna vertebral, se vigilará la ejecución de los alumnos, corrigiendo las posibles posturas incorrectas.

En este mismo sentido, encaso de trabajo por parejas se supervisará la formación de éstas para evitar que sus miembros tengan pesos corporales muy dispares lo que podría ocasionar, a perjuicio del menos pesado, problemas por exceso de sobrecarga

En determinados ejercicios es conveniente explicar, para prevenir la utilización de posturas de ejecución peligrosas, la técnica de realización del ejercicio (por ejemplo está generalmente admitido que los ejercicios de potenciación de la musculatura abdominal deben realizarse, si se trata de flexiones del tronco sobre las piernas, con éstas semiflexionadas para así evitar la sobrecarga en la zona lumbar).

Asegurarse de que, si los ejercicios previstos son de una cierta intensidad, el calentamiento ha sido completo y adecuado para el tipo de actividad subsiguiente.

2.2. LA RESISTENCIA

2.2.1. Intereses

En la actualidad, el papel beneficioso del trabajo aeróbico está más que aceptado, ya no sólo por la clase médica o la deportiva, sino por la mayoría de la población

Así, se han podido demostrar efectos muy beneficiosos de la actividad aeróbica sobre numerosos y vitales órganos y sistemas del cuerpo humano.

Por ejemplo, es innegable la mejora del funcionamiento del aparato cardiovascular (aumento del volumen cardíaco, flexibilización de las arterias,…) debida al trabajo aeróbico.

También el aparato respiratorio mejora (aumento del volumen y la eficacia respiratoria, mejora de la capacidad de absorción de oxígeno,…).

Otros aparatos y órganos menos relacionados con este tipo de trabajo también mejoran con él, y así se habla de beneficios del trabajo aeróbico sobre el sistema nervioso, el aparato digestivo, el tejido graso,…

2.2.2. Entrenabilidad en la edad escolar.

Numerosos estudios demuestran que un trabajo sistemático de entrenamiento de la resistencia aeróbica produce, en ambos sexos, mejoras en su nivel a partir de los 8 o 9 años, Además se ha comprobado que, a diferencia de los adultos a los que les les es difícil compaginar un elevado desarrollo de esta cualidad con un buen rendimiento en actividades de velocidad, en el niño no existe tal Incompatibilidad (Marcos), por lo que el entrenamiento de la resistencia no va a conllevar siempre que éste sea complementado con otro tipo de actividades a un «enlentecimiento» del sujeto. Algunos autores indican que es a partir de la pubertad cuando mas eficaz es el trabajo de desarrollo de esta cualidad, aunque otros adelantan esta edad hasta los 11/12 años. Donde no existe acuerdo aparente es en el caso de la resistencia anaeróbica. «Aunque está comúnmente aceptado que debe rechazarse el trabajo de esta cualidad en la infancia, es decir antes el cambio púbera!, (se aducen razones de salud y de imposibilidad, por inmadurez hormonal, de mejorar el rendimiento), existen estudios serios que demuestran lo contrario (Marcos). Sea como sea, se ha comprobado que el rendimiento en esta cualidad es muy bajo durante la infancia (debido, básicamente, a la inmadurez hormonal antes comentada) por lo que no parece razonable iniciar antes de este momento un trabajo de mejora de esta capacidad.

En este sentido Grosser (en Hahn) no recomienda iniciar un trabajo de mejora de la resistencia anaeróbica hasta los 12-14 años en chicas y los 14-16 años en chicos.

Por todo esto creemos que, en lo tocante al desarrollo de la capacidad de resistencia durante la edad escolar, se deberá potenciar la mejora de la resistencia aeróbica evitando en lo posible, un trabajo sistemático que implique la vía anaeróbica láctica de aporte de energía.

2.2.3. Medios de desarrollo.

De forma tradicional se distinguen tres métodos de desarrollo de la resistencia: el continuo,el interválico y el de repeticiones.

Método continuo.

Consiste en la realización de una o varias actividades de forma continuares decir sin pausas de recuperación.

Por este motivo este método de trabajo utiliza cargas de larga duración y, al no existir pausas de recuperación, intensidades medias. Es por ello que se ajusta muy claramente al desarrollo de la resistencia aeróbica, por lo que será el más utilizado durante la edad escolar.

Algunos ejemplos de actividades pertenecientes a este método son la carrera continua, el «fartlek», los juegos de carreras, la carrera alternada con ejercicios,… todos ellos aplicables en el entorno escolar.

Método interválico

Consiste en la realización de esfuerzos sucesivos dejando entre ellos una pausa de recuperación incompleta. Es decir que entre actividad y actividad se incluye un tiempo de descanso.

Debido a la la existencia de esta recuperación, la intensidad de ejecución de las actividades puede aumentarse. Ello conlleva, por un lado, el aumento de la eficacia de este tipo de trabajos en relación a las actividades continuas (en tiempos menores se consiguen los mismos efectos sobre el organismo) pero, por otro lado, la posibilidad de utilizar la vía anaeróbica láctica.

Es por ello que su trabajo deberá ser realizado con precauciones en el ámbito escolar.

Algunos ejemplos de actividades propias de este método serían los circuitos por tiempo, las series, o determinadas formas de juegos de carrera.

Método de repeticiones.

Consiste en la ejecución de esfuerzos dejando entre ellos una pausa que permita una recuperación muy alta o completa.

Por este motivo, las actividades propias de este método admiten intensidades de ejecución muy altas. Ello conlleva que se utilice para el desarrollo de la resistencia anaeróbica, por lo que su utilización en la escuela no parece justificada.

2.2.4. Precauciones a tener en cuenta.

La precaución fundamental que habrá que tomar en el trabajo de desarrollo de la resistencia es la de controlar el ritmo de ejecución de éste.

Dado que no está comprobado que el trabajo de resistencia anaeróbica sea aconsejable, ni siquiera útil, en la infancia, nos interesará, en esta etapa, ceñimos a un trabajo de desarrollo de la resistencia aeróbica, motivo por el cual, el control del ritmo de trabajo se hace doblemente necesario. Por un lado para evitar que, con el empleo de intensidades demasiado elevadas, se entre en el terreno anaeróbico y, por otro lado, para hacer él trabajo efectivo, entrenando a la intensidad que proporcione desarrollo óptimo de esta cualidad. (En este sentido se recomiendan en la infancia, intensidades de trabajo que provoquen frecuencias cardíacas cercanas a las 150 / 170 pulsaciones por minuto).

La forma de control del trabajo de resistencia más utilizada consiste en controlar la frecuencia cardiaca. Este sistema es, en principio correcto, pero durante la infancia presenta una serie de problemas para su aplicación.

El primer problema es que a los niños les cuesta mucho controlarse las pulsaciones y que, en muchos casos, los resultados de este “autocontrol” son poco fiables. El segundo problema es que aun no se conoce a fondo la respuesta cardiaca infantil frente al esfuerzo, con lo que, los niveles de pulsaciones estudiados para los adultos, no siempre son aplicables en la práctica infantil.

Por este motivo se recomiendan formas alternativas de control del ritmo de ejecución más aplicables en el ámbito escolar.

La primera de estas formas de control es un diseño adecuado de las actividades. En efecto, las actividades se plantearán de tal forma que se prime un tiempo prolongado de ejecución a unas intensidades medias/bajas por encima de tiempos más reducidos a intensidades más altas.

La segunda forma de control que sugerimos para aplicar en la infancia es proponer a los niños y niñas que intenten hablar durante la ejecución de la tarea. Si el habla les sale entrecortada y con dificultad podremos sospechar que el ritmo de ejecución es demasiado elevado. Por contra si pueden hablar, lógicamente adaptando la conversación al ritmo respiratorio, de forma más o menos fluida, podemos suponer que están trabajando al ritmo adecuado.

2.2.5. Aspectos metodológicos específicos.

Teniendo en cuenta lo anteriormente dicho a la hora de programar actividades con un predominio de intervención de la resistencia se deberán tener en cuenta algunos aspectos metodológicos.

Primeramente, dado que el nivel de tos alumnos es variable, no sé deberían proponer tareas, que deban ser ejecutadas a ritmo único, ya que este hecho podría fácilmente ocasionar que parte del alumnado estuviera efectuando un sobre-esfuerzo, mientras que otra parte de éste estuviera trabajando por debajo de sus necesidades.

Las formas tradicionales de desarrollo de esta capacidad física en la edad escolar, casi siempre producto de una adaptación a la infancia de los métodos de entrenamiento utilizados por los adultos, se suelen caracterizar por su monotonía y escasa motivación. Creemos que es fácil compatibilizar un correcto desarrollo de la resistencia con el uso de actividades motivantes y realmente adaptadas a la edad escolar (juegos, actividades en circuito,…) y que este requerimiento sólo depende, en último término de la imaginación del profesor

2.3.- LA FLEXIBILIDAD

2.3.1. Intereses

El desarrollo de la flexibilidad es de gran interés durante la edad escolar, fundamentalmente por tres causas: la prevención de lesiones musculares y articulares, la facilitación en la adopción de posturas y la facilitación en la ejecución de gestos.

– La prevención de lesiones musculares y articulares. Tanto un músculo como una articulación con buenos niveles de flexibilidad responderán de forma más satisfactoria ante la presencia de fuerzas externas, que otros con bajo nivel en esta cualidad. Es por este motivo que interesa dotar al sujeto de correctos niveles de esta capacidad para, así, disminuir el riesgo de lesiones musculares, tendinosas y articulares.

– Facilitación en la adopción de posturas. Un buen nivel de flexibilidad facilita la adopción de posturas correctas.

– Facilitación en Ia ejecución de gestos. Unos niveles correctos de flexibilidad facilitan la ejecución de los gestos deportivos, disminuyendo lo que podríamos denominar como resistencias internas al movimiento.

2.3.2. Entrenabilidad en la edad escolar.

Tal y como se ha comentado en otros temas, la flexibilidad es una capacidad que, en líneas generales, disminuye con la edad. Es por este motivo que su mejora, quizás sería más Indicado hablar de su «mantenimiento», gracias al entrenamiento se ha declarado útil desde edades muy tempranas. Así, Grosser (en Hahn) afirma que es posible un entrenamiento efectivo de la flexibilidad, tanto en niños como en niñas, a partir de los 5/8 años de edad, es decir desde el inicio de la edad escolar.

2.3.3. Medios de desarrollo.

En el trabajo de desarrollo de la flexibilidad podemos distinguir, a «groso modo» entre las formas estáticas y las dinámicas.

Formas estáticas.

Consisten, fundamentalmente, en el mantenimiento de posturas donde el estiramiento sea moderado. El «stretching» es un claro ejemplo de esta forma de trabajo. Su ventaja es que se adaptan a las bases neuromusculares de la flexibilidad, habiéndose demostrado su superior efectividad frente a las formas dinámicas. El inconveniente que presentan de cara a su utilización escolar es el aburrimiento que provocan en niños y niñas.

Formas dinámicas.

Consisten en la repetición de pequeños movimientos de oscilación o «rebotes» que impliquen un moderado estiramiento muscular.Menos efectivas, en términos absolutos, que las anteriores son, quizás, más aplicables en la escuela por su superior aspecto motivador.

Sea como fuere, en la utilización de estas formas de desarrollo se deberá tener en cuenta la necesidad de no forzar, en ningún caso, la intensidad del estiramiento, manteniendo éste en niveles moderados.

2.3.4. Precauciones a tener en cuenta.

El trabajo de desarrollo de esta capacidad debe realizarse dentro de unos fuera de los cuales puede implicar ciertos riesgos.

De esta forma, deben tenerse en cuenta las siguientes precauciones.

•Moderar la Intensidad de los estiramientos.

Tal y como se ha comentado anteriormente, un estiramiento brusco puede originar sobre el músculo y la articulación efectos traumáticos de diversa índole. Por este motivo debemos regular la intensidad de los ejercicios de flexibilidad y movilidad articular.

* Evitar un desarrollo excesivo.

Durante el crecimiento, 1a estructura ósea y articular del sujeto es sumamente «maleable» por lo que buscar niveles excesivamente elevados de flexibilidad, puede incidir negativamente sobre éstas, originando lesiones musculares, tendinosas, articulares e incluso óseas que, en algunos casos, pueden llegar a ser irreversibles.

2.3.5. Aspectos metodológicos específicos.

Teniendo en cuenta lo anteriormente dicho podemos enumerar algunos principios metodológicos a considerar en la aplicación de aquellas actividades que interesen a esta capacidad.

Primeramente es necesario hacer entender a los alumnos que esta capacidad se mejora tal y como se ha expuesto en éste y en otros ternas de forma más rápida y adecuada sin la existencia de tirones bruscos y posiciones excesivamente forzadas. Por este motivo se deberá controlar la intensidad de ejecución de los ejercicios.

Igualmente, en el trabajo por parejas se insistirá en la necesidad de efectuar estiramientos suaves y no forzados, acentuando la necesidad de que, en caso de ejercicios asistidos nunca se sobrepasen ciertos límites de estiramiento.

Por último se debe tener en cuenta que las diferentes actividades de desarrollo de esta capacidad deben ser suficientemente motivantes para los alumnos que las realizan.

2.4. La velocidad

2.4.1. Intereses

El desarrollo de esta capacidad debe valorarse, bajo nuestro punto de vista, de forma muy diferenciada dependiendo del ámbito de actuación.

Así dentro de la educación física escolar existen ciertos condicionantes que pueden mover a considerar el desarrollo de la velocidad como un objetivo prioritario. Primeramente, se trata de una capacidad con escasa incidencia en la vida cotidiana, fuera del ámbito, deportivo. De esta forma, mientras el desarrollo de la fuerza, la resistencia o la flexibilidad se muestran, por diferentes aspectos ya comentados, como muy útiles en la vida cotidiana, el desarrollo de la velocidad parece tener poca aplicación práctica en este campo, ya que son escasas las posibilidades de aplicación de ésta en las actividades «normales» de una persona.

Por otro lado se trata de una capacidad con escaso margen de mejora debido al entrenamiento y que además, en determinadas manifestaciones, implica el uso de ciertas medidas de seguridad para prevenir la existencia de lesiones y accidentes.

Todo ello nos mueve a afirmar que el desarrollo de esta capacidad, dentro del ámbito escolar, no debe tener un rango prioritario, sino que debe considerarse como un aspecto complementario, de formación motriz de base, en el cual no es , bajo nuestro punto de vista, conveniente invertir excesivo tiempo.

Nuestro punto de vista, pero, cambia radicalmente si nos situamos en la órbita de la iniciación deportiva. En éste ámbito creemos que el desarrollo de la velocidad debe tener rango de prioridad dado que, en la inmensa mayoría de las actividades deportivas, las diferentes manifestaciones de esta capacidad son de vital importancia a la hora de determinar el rendimiento.

2.4.2. Entrenabilidad en la edad escolar.

No existe acuerdo en establecer las edades recomendadas para el inicio del trabajo de desarrollo de las diferentes manifestaciones de la velocidad durante la edad escolar.

Así, determinados autores hablan de la necesidad de trabajarlas en épocas muy tempranas de la infancia, a partir de los 6 años, mientras que otros prefieren datar el inicio de su desarrollo más adelante.

Desde estas líneas adoptaremos la propuesta de Grosser (en Hahn) quien afirma que un entrenamiento de la velocidad de reacción es aconsejable a partir de los 8/10 años en ambos sexos. Por su parte las manifestaciones cíclica y acíclica de la velocidad deben empezar a entrenarse, siempre siguiendo a Grosser, a partir de los 10/12 años en chicas y de los 12/14 años en chicos.

2.4.3. Medios de desarrollo.

Velocidad de reacción.

La velocidad de reacción se trabajará, básicamente, de forma específica. Es decir que, más que pretender un desarrollo global de esta capacidad, se buscará una mejora de ésta en aquellas actividades concretas donde se vaya a aplicar.

Sea como sea existen algunas tramas de desarrollo «general» de la velocidad de reacción, como las salidas sorpresa, los juegos de respuesta rápida,…

Velocidad Gestual.

Al igual que en el caso anterior, la velocidad acíclica se desarrollará de forma aplicada y específica en aquellas situaciones donde sea requerida, no buscándose ( por ser metodológicamente inapropiado) un desarrollo «global» de esta capacidad.

Velocidad de desplazamiento.

Se utilizarán hasta un máximo de 5/6 series de distancias comprendidas entre los 20 y los 60 metros y con un tiempo de recuperación de acuerdo con las indicaciones que se dan en el apartado 2.4.4 de este mismo tema.

2.4.4. Precauciones a tener en cuenta.

El trabajo de mejora de la velocidad debe hacerse siempre con estímulos máximos o muy cercanos afelios. Este aspecto conllevará la necesidad de tener en cuenta una serie de precauciones.

La primera precaución es la de efectuar un concienzudo calentamiento en las sesiones donde se vaya a trabajar esta cualidad, para así, además de mejorar el rendimiento del entrenamiento, disminuir el riesgo de lesión que esta cualidad lleva implícito.

Igualmente, al tratarse de estímulos máximos, el trabajo de velocidad deberá hacerse en el Inicio de la parte central de la sesión ya que, de hacerse más adelante, la fatiga producida por el entrenamiento podría interferir negativamente en la obtención de resultados correctos.

Por último, en el desarrollo de la velocidad de desplazamiento, es muy importante, sobre todo durante la infancia, respetar unas pautas de recuperación entre serie y serie. Esto se debe a que los trabajos de velocidad tienen su fuente de aporte energético en la vía anaeróbica aláctica, al tratarse de esfuerzos de muy corta duración y altísima intensidad. Después de correr una serie, estos depósitos verán muy disminuida, incluso anulada, su capacidad, ya que habremos gastado el ATP, y parte del CP, en la realización del esfuerzo. Si no dejamos suficiente tiempo entre serie y serie para que estos depósitos se llenen, la energía necesaria para efectuar el trabajo deberá aportarla otra vía. Esta vía será, dadas las características del esfuerzo, la anaeróbica láctica, con lo que, indirectamente y aun pretendiendo desarrollar la velocidad, estaremos incidiendo sobre la resistencia anaeróbica láctica, cosa la cual, según se ha comentado anteriormente, no parece aconsejable antes el cambio puberal. Como norma práctica se recomienda, en calibres que oscilen entre los 20 y los 60/70 metros, un descanso total entre serie y serie de 1′ por cada 10 metros recorridos (por ejemplo, si realizamos series de 60 metros, debemos dejar pausas de 6′ entre ellas).

3.- PLANIFICACIÓN DEL DESARROLLO DE LA CONDICIÓN FÍSICA EN LA EDUCACIÓN PRIMARIA.

En este apartado se darán algunas indicaciones sobre cómo incluir el trabajo de mejora de las capacidades físicas básicas en la educación física de la etapa primaria. Para ello indicaremos, en cada ciclo de esta etapa, los contenidos que creemos mas conveniente trabajar así como la forma en que deben ser programados para su desarrollo. Por último se darán algunas indicaciones metodológicas.

3.1. Primer ciclo.

En la etapa que transcurre entre los 6 y los 8 años prácticamente ninguna capacidad física puede ser mejorada con un trabajo de desarrollo. Así, comprobamos que sólo la flexibilidad muestra mejora debida al entrenamiento en estas edades.

Es por este motivo que, durante este primer ciclo de primaria, el desarrollo de la condición física no va a ser un contenido con excesiva presencia en el curriculum escolar.

Ello no quiere decir, pero, que las diferentes capacidades físicas no se trabajen, de alguna forma, a lo largo de este ciclo. Así, la fuerza, la velocidad y la resistencia se trabajan de forma implícita en el desarrollo de los otros contenidos prioritarios en este ciclo. Pongamos algunos ejemplos. Al trabajar los desplazamientos, el uso de cuadrupedias contribuirá, sin ser éste el objetivo prioritariamente establecido, a un desarrollo de la musculatura no antigravitatoria de la parte superior del tronco. La práctica de las diferentes habilidades motrices implicará, con su aprendizaje, una mejora en su velocidad de ejecución, con lo que veremos, en cierta manera, trabajada la velocidad acíclica. Igualmente, el progresivo aumento en la duración y la intensidad de las actividades utilizadas en este ciclo implicará, aunque escasamente, a la resistencia aeróbica. Estos tres ejemplo muestran como, en cierta forma, el trabajo de desarrollo de las diferentes capacidades físicas se inicia en estas edades aunque, eso sí, siempre implícito en el trabajo de otros contenidos.

Es por ello que no debe existir ninguna unidad de programación destinada a la mejora de la condición física en este ciclo.

En cuanto a la flexibilidad el desarrollo de ésta deberá ser tenido en cuenta, aunque de forma moderada, por el profesor, incluyendo, a intervalos determinados, algunas actividades pensadas con tal finalidad.

3.2. Segundo Ciclo

La etapa que va desde los 8 hasta los 10 años de edad se caracteriza, en lo tocante al acondicionamiento físico, por un aumento de las posibilidades de trabajo de algunas capacidades.

Así, vemos que, además de la flexibilidad, tanto la resistencia aeróbica como la velocidad de reacción mejoran con la práctica y el entrenamiento.

De forma general, pero, podemos afirmar que en este ciclo no creemos conveniente crear unidades de programación relativas al desarrollo de las diferentes capacidades físicas básicas sino que éste debería estar incluido en las actividades propias de otros contenidos. El profesor, por tanto, deberá repasar los diferentes contenidos programados y ver de qué forma en cada uno de ellos se posibilita un trabajo de mejora de las diferentes capacidades físicas. En caso de observar, que alguna de estas capacidades queda poco trabajada se incluirán actividades específicas para su desarrollo.

En lo tocante a la resistencia aeróbica, su introducción será progresiva aunque su trabajo, de una u otra forma, se hallará presente en buena parte de las sesiones del curso.

En lo que respecta al desarrollo de la velocidad de reacción ya hemos hablado anteriormente de nuestro punto de vista particular, en el sentido de quitar importancia al desarrollo de las diferentes manifestaciones de la velocidad en la educación física escolar. Esto no quiere decir que no trabajemos la velocidad de reacción, por otro lado muy motivante para los alumnos, sino que su desarrollo no ocupará, bajo nuestro punto de vista, un lugar prioritario en el curriculum escolar.

Por último, el trabajo de flexibilidad j>e aumentará en relación al ciclo anterior, adaptando, lógicamente, las actividades escogidas para tal fin, a las nuevas características del alumnado.

3.3. Tercer ciclo.

En este ciclo, que abarca de los 10 a los 12 años de edad, nos hallarnos, por primera vez, con el fenómeno de la diversidad sexual en relación al desarrollo de la condición física.

Así vemos que, mientras en el sexo masculino .se mantienen las capacidades a desarrollar (flexibilidad, resistencia aeróbica y velocidad de reacción) propias del ciclo anterior, en las chicas se puede iniciar el trabajo de desarrollo de otras capacidades como la fuerza rápida las velocidades cíclica y acíclica.

Esto ocurre debido al adelanto, estimado en dos años como valor medio, en el desarrollo puberal de las niñas en relación a los niños. Dicho con otras palabras, en estas edades las niñas se hallan ya, generalizando, en el estadio pre-puberal, con lo que se inician los cambios que éste lleva implícito. En la mayoría de los niños este estadio aún tardará algún tiempo en alcanzarse, por lo que nos hallaremos frente a la necesidad de efectuar, en nuestra práctica docente, una diferenciación de niveles. Creemos importante aclarar que esta adaptación curricular no debe ser planteada en términos de niños y niñas, sino en términos de nivel evolutivo. Es decir que el factor diferenciador no es el sexo, sino el nivel madurativo, por lo que es un error considerar que todas las niñas a esta edad se hallan en el estadio prepuberal y que ningún chico se halla en él en estas edades. Dadas las desviaciones temporales en el proceso madurativo, nos hallaremos, con mucha frecuencia, frente a niñas con una maduración retrasada, inmersas aun de pleno en la infancia, y con niños, con una maduración adelantada inmersos en un proceso de cambio pre-puberal.

Sea como sea, en este ciclo podría empezar a tener sentido la creación de una unidad de programación destinada a la mejora de la condición física, cuyos contenidos fundamentales serían el desarrollo de la flexibilidad, de la resistencia aeróbica y de la velocidad de reacción así coma la introducción progresiva, y adaptada del trabajo relativo a la velocidad cíclica y la acíclica.

Antes de finalizar, creemos que es importante matizar en que forma se deben programar actividades de desarrollo de la condición física, tanto en este tercer ciclo como en los anteriores.

Tal y como se ha comentado en apartados anteriores el desarrollo de las capacidades físicas obedece al principio de supercompensación, en estos apartados se ha afirmado que, de acuerdo con este principio, las diferentes capacidades deben ser trabajadas de forma constante y progresiva ya que de no hacerlo así, las adaptaciones producidas desaparecerían o se minimizarían. Es por ello que el trabajo de condición física no debe ser agrupado temporalmente.

Dicho con otras palabras, el trabajo de condición física deberá distribuirse a lo largo del curso sin que exista una agrupación de él en determinadas épocas de éste.

BIBLIOGRAFÍA

1. Bibliografía consultada.

Departament d’Ensenyament (Generalítat de Catalunya) [1992] Educado primaria. Curriculum.

Barcelona.

HAHN, E. [1988]: Entrenamiento con niños. Teoría, práctica, problemas específicos. Martínez Roca,Barcelona.

MARCOS, JF. [1989]: El niño y el deporte. Rafael Santonja, Madrid.

Ministerio de Educación y Ciencia [1989]: Diseño curricular base. Educación primaria. Madrid.

VV.AA (Amicale EPS) El niño y la actividad física. Paidotribo, Barcelona.

2. Bibliografía recomendada. :

MORA VICENTE, J [1989]: Colección Educación Física 12,14 años. UNISPORT, Málaga.

* Indicaciones y sugerencias pata el desarrollo de la fuerza.

* Indicaciones y sugerencias para el desarrollo de la flexibilidad.

* Indicaciones y sugerencias para el desarrollo de la resistencia.

* El desarrollo de las capacidades físicas a través del circuit-training.

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