Cambiemos la forma de pensar sobre la educación
En muchas ocasiones, resulta verdaderamente imposible interesar a todos y cada uno de los alumnos en las escuelas en las actividades de educación física que se realizan en estas instituciones. Esto lleva a ideas erróneas y terribles como “con que la mayoría me atienda, ya cumplí como profesor.” Esto no es verdad, un verdadero profesor es el que sabe llegar a ese último alumno que no gusta de practicar la educación física, o cualquier otra actividad escolar, sobre todo matemáticas, físico-química y disciplinas similares.
Muchos de estos problemas se podrían solucionar con un cambio de enfoque, entendiendo que, por cada niño problemático, generalmente existe un problema (muchas veces familiar) de fondo, que es lo que impide que el alumno tenga una actitud positiva. La educación física puede ayudar increíblemente al afectado a sobrellevar problemas en casa o personales, pero es labor del educador indagar tanto como le sea posible en el problema y buscar la forma adecuada de ayudar a quien lo requiera.
La educación física y el profesorado
Es imprescindible que el profesor analice cada situación de manera particular, siempre con la idea en mente de mejorar la experiencia de estas actividades hacia los más pequeños de nuestras sociedades. Muchas veces, el chico que no participa es aquel que físicamente no está tan preparado como los demás, provocando que le elijan al último y que se sienta rezagado con respecto a los demás. Entonces, debe buscar la forma de que sus compañeros sean comprensivos y que, pese a sus limitaciones, sea bienvenido en el equipo. Esto se logra premiando la actitud deportiva y a favor del equipo, no sólo los logros y sobre todo, eligiendo actividades que todos puedan realidad