La educación física reúne una de las principales razones de su existencia en los beneficios que tiene para la salud de las personas.
Ya sea desde temprana edad, media o en las personas longevas, la educación física siempre está recomendada para mejorar la calidad de vida de las personas. De esta manera, su principal razón de existir es lograr que en aquellos que la practican a diario, adquieran hábitos y costumbres que hagan un estilo de vida atractivo y saludable.
La organización Mundial de la Salud (OMS), en su carta de Ottawa de 1986, considera a los estilos de vida saludables como los componentes principales de intervención para poder promover la salud en la vida cotidiana de las personas, así como en los centros de enseñanza, los de recreo y los laborales.
A su vez, se pretende que toda persona tenga los cuidados mínimos y seguros con su propia salud y por lo tanto también para con los demás. Así como la capacidad de tomar decisiones, de poder controlar su vida propia y por supuesto, asegurar que la sociedad sea la encargada de ofrecer a todos por igual la posibilidad de poder gozar de un buen estado de salud.
Para impulsar ese buen estado de salud, la educación física se vale de diferentes herramientas y tiene propósitos primordiales: otorgar una base sólida para la práctica de la actividad física durante toda la vida de las personas, desarrollar así y fomentar la salud y el bienestar de los estudiantes, ya sean menores o mayores de edad, y ofrecer un espacio para el ocio, fundamentalmente promoviendo la sociabilidad y así también ayudar a reducir los problemas de salud generados principalmente por el sedentarismo, que pueden afectar a las personas en un futuro.
De las herramientas de las que se vale la educación física podemos referirnos a su capacidad de enseñarle tanto a menores como a mayores la valía de la disciplina y del esfuerzo. Esto se vincula con la necesidad que deben las personas, de tener que adquirir ciertas prácticas cotidianas que implican un esfuerzo en pos de un objetivo vital que es cuidar la buena salud.
Si nos referimos a su costado lúdico, la educación física puede ser un muy práctico conector con la socialización. Muchas ejercitaciones deben hacerse en grupos, o equipos, con compañeros, y con los cuales hay que saber seguir ciertas reglas específicas para lograr un bien común, que muchas veces se emparenta con la victoria a través de una práctica deportiva, o simplemente alcanzar un objetivo colectivo.
La variedad de entornos en los que se pueden desempeñar las actividades de la educación física la vuelven muy permeable a las diferentes adaptaciones que pueda tener. Y, a su vez, y como ya citamos, la práctica en grupos o de forma individual, la convierten en una disciplina capaz de ofrecen gran cantidad de variantes a quien la practica.
Es por todos estos motivos que nuestra recomendación a realizar regularmente actividad física debe ser una motivación que deberemos incorporar en nuestra cotidianeidad, en beneficio, por supuesto, de gozar de un buen estado de salud.
